Escapada de Primavera: la ruta de los almendros en flor
Los días se alargan, la temperatura sube y la primavera empieza a dar las primeras señales. Síguenos a través de 10 destinos donde podrás disfrutar de un verdadero espectáculo de la Naturaleza: los Almendros en Flor
Los Almendros en Flor simbolizan una época de renacimiento, después de los rigores del invierno. Desde el Norte hasta el Algarve, con los primeros signos de la primavera, el rosa y el blanco se convierten en los colores predominantes de la Naturaleza y muchos lugares se engalanan y perfuman para recibir uno de los momentos más románticos de la Madre Naturaleza. Cuenta la leyenda que los almendros aparecieron en Portugal gracias al joven rey moro Ibn-Almundim que los hizo cultivar para complacer a su princesa nórdica, Gilda, que echaba de menos la nieve en su tierra natal. Leyenda o verdad, lo cierto es que este impresionante paisaje, que inspiró a tantos amantes y artistas (como Vincent Van Gogh en su cuadro “Almendro en flor”), debe estar en cualquier whishlist de viaje.
Respira, renace, (re) enamórate e inspírate con All About Portugal. Apúntate los 10 destinos donde se pueden ver los Almendros en Flor y aprovecha también para descubrir las tradiciones y el patrimonio histórico, natural y gastronómico de estos lugares. Pero date prisa, es un espectáculo que dura poco más de dos semanas.
Trancoso
Pueblo situado a más de 800 metros de altitud, compuesto por un núcleo de origen medieval. Se encuentra dentro de murallas, donde hay una ciudadela del siglo XIII, conocida como el Castillo de los Templarios. Destacan por algunas casas solariegas, varios templos y un núcleo habitacional judío, creado en el siglo XIV.
Moncorvo
La mayoría de los edificios del centro histórico son de los siglos XVI, XVII y XVIII o construcciones que si bien no tienen un alto valor patrimonial, sí forman parte de la época y realzando el valor del conjunto.
Castelo Rodrigo
Castelo Rodrigo está situado en una colina empinada, a 820 metros de altitud, al este de la sierra de Marofa. Según cuenta la historia, estuvo poblada alrededor de medio milenio a. C. y, posteriormente, ocupada por los romanos, conservándose aún, de esa época, dos tramos de calzada que la cruzan. Posee un conjunto de arquitectura militar y religiosa de gran valor, destacando los muros del castillo medieval, la picota manuelina, el palacio del I Marqués de Castelo Rodrigo, la iglesia de Rocamador y varias casas con ventanas manuelinas. La artesanía regional se caracteriza por los encajes y bordados.
Foz Côa
Las terrazas son los “ex-libris” del Alto Duero. Este paisaje lleno de curvas, con un terreno de esquisto, es obra del hombre de esta región que lo cuida y planta el famoso vino de la región.
Vila Flor
De este castillo medieval sólo quedan la Porta da Vila o Arco de Dom Dinis y un tramo de la muralla. La puerta principal está flanqueada por una torre flanqueada por dos torres defensivas de medio punto. La localidad de Vila Flor formaba parte de una zona de defensa fronteriza contra los ataques de Castilla y León.
Freixo de Espada à Cinta
Mirador con magníficas vistas sobre las mesetas cultivadas y las montañas circundantes.
Barca D'Alva
Pequeño muelle que puede ser el punto de partida de un crucero por el río Duero, o simplemente un buen lugar para dar un paseo.
Celorico da Beira
Castillo formado por una valla con dos torres y un torreón. Situada sobre una formación granítica que domina el pueblo, data del siglo XIV. Destacan los vanos de arco recto, las almenas de paramento rectangular y las puertas principales de arco quebrado. Los muros tienen una configuración irregular y un adarve descubierto.
Juromenha
Del primitivo castillo de origen morisco y posteriormente reformado por Dom Dinis, solamente quedan vestigios de la valla. Construido durante las Guerras de la Restauración, las obras de baluarte derribaron las líneas defensivas hasta las inmediaciones del río Guadiana, línea fronteriza natural. De los edificios existentes destacan la antigua Cámara y la Casa del Senado, en ruinas.
Castro Marim
La muralla exterior, de forma semicircular, rodeaba la villa medieval y el llamado Castelo Velho. Hoy solo quedan los restos del castillo con cuatro torreones y una puerta, las ruinas de la Iglesia de São Tiago, construida en el siglo XIV, y el Palacio dos Alcaides. El Castillo es un mirador único sobre el río Guadiana, el pueblo, las salinas y los vastos horizontes del mar.
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