De Madrid a Lisboa: una ruta desde la frontera

Muy cerca de España, encontramos Elvas, la ciudad fortificada más grande de Europa, catalogada por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad. Su ubicación privilegiada, cerca de la frontera, la convirtió en escenario de batallas decisivas, al estar delimitada por fortificaciones, en forma de estrella. Comience en el Castillo y descubra el encantador Centro Histórico, terminando en el Acueducto de Amoreira.

El viaje de Madrid a Lisboa no está completo sin una visita a la encantadora Vila Viçosa, donde se estableció la Casa de los Duques de Bragança, que merece una parada para descubrir su patrimonio histórico. No deje de visitar el Palacio Ducal, con una sorprendente fachada de mármol, un material noble y muy importante en la economía de la región, así como su Castillo y el Museo Bento de Jesús Caraças. También es un destino ideal para almorzar.

De camino a Estremoz, haga una parada en Borba, más concretamente en su Bodega, donde podrá visitar o hacer una cata de vinos. Fundada en 1955, esta fue la primera de una serie de bodegas establecidas en el Alentejo, que actualmente reúnen a 300 viticultores, que cultivan alrededor de 2.000 hectáreas de viñedo. Recomendamos una cata de vinos acompañada de una selección de otros productos regionales.

Conocida como la "ciudad blanca" del Alentejo, Estremoz destaca en el paisaje por sus casas blancas sobre una colina, rodeadas por los recintos amurallados de la antigua ciudadela. Además del Castillo, no deje de visitar el magnífico torreón, que se alza imponente en el centro, en mármol blanco de la región, de 27 metros de altura.

Pueblo medieval con siete siglos de historia, el nombre de Évora Monte proviene de su ubicación, en una colina a 500 metros sobre el nivel del mar. Subiendo por los callejones, a través de las casas blancas, se llega al centro de la ciudad fortificada, donde se alzan el Castillo y el Palacio Ducal. Las vistas panorámicas desde esta ubicación, justo en el punto más alto de la colina, son impresionantes y prometen ser lo más destacado de su viaje de Madrid a Lisboa.

En Évora, clasificado por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, hay tantos monumentos y lugares de interés que es difícil señalar su joya de la corona, pero si existe, es el Templo Romano de Diana, construido en el siglo I y destruido durante el siglo quinto. Déjese llevar por sus callejuelas, que tarde o temprano desembocan en la famosa Praça do Giraldo. No deje de visitar la Catedral, la Capilla de los Huesos y la Iglesia de São Francisco.

Para quienes están realizando este viaje con niños, hemos sumado a este itinerario un atractivo turístico que hará las delicias de los más pequeños. Estamos hablando de Monte Selvagem, una Reserva Animal ubicada en Montemor-o-Novo. En sus aproximadamente 20 hectáreas, hay alrededor de 300 animales distribuidos entre 70 especies silvestres y domésticas. Después de esta parada, estamos seguros de que el viaje con los más pequeños continuará con mayor suavidad.

No podíamos pasar por Vendas Novas sin probar las famosas Bifanas de Vendas Novas. Café Boavista es el espacio más antiguo de la Capital de la Bifana (una especie de sándwich de cerdo) para elaborar este famoso manjar. Un gran lugar para descansar del viaje y reconfortar tu estómago.

La siguiente parada es en el magnífico Parque Natural de la Arrábida, una reserva biogenética situada junto al mar, que abarca los municipios de Setúbal, Palmela y Sesimbra. Se extiende por 35 kilómetros, con su punto más alto a 501 metros sobre el nivel del mar, en el Pico do Formosinho. Puede conducir, caminar por los senderos, relajarse en sus maravillosas playas o visitar sus monumentos, como el Convento de Arrábida, el Castillo de Sesimbra y el Castillo de Palmela.

Terminamos nuestro recorrido en Almada, en el Santuario Nacional de Cristo Rey, con una de las mejores vistas sobre los municipios de Lisboa y Almada. En los días soleados, todavía se puede vislumbrar parte de Sintra y Sesimbra. Aquí, con los brazos abiertos a 133 metros sobre el nivel del río Tajo, se alza una estatua del Santo Redentor de 28 metros de altura, obra del escultor Francisco Franco de Sousa. Un final bendito para el viaje.