Aunque la oferta es cada vez más amplia y diversificada, Lisboa y Oporto han logrado mantener vivos muchos de sus Cafés Históricos. Destacan por sus hermosas fachadas e interiores pomposamente decorados, testimonios de la Historia de las ciudades y del país. Segunda residencia de escritores, artistas, políticos y bohemios, guardan recuerdos de calientes tertulias, debates, historias de espionaje y conspiraciones. All About Portugal te reta a conocer algunos de los Cafés Emblemáticos que supieron resistir y adaptarse a los nuevos tiempos, convirtiéndose en verdaderos ex-libris de las dos ciudades. Pide una "bica" si estás en Lisboa, un "cimbalino" en Oporto o un simple "expreso". Acompáñalo con algo dulce… o simplemente con generosos trozos de Historia y Tradición.
A Brasileira, Lisboa
Fundado en 1905 en el corazón de Chiado, es el más famoso de los Cafés Históricos de Lisboa, con Fernando Pessoa como su “cicerone”. La estatua de bronce del poeta en la terraza es una atracción irresistible para la fotografía habitual, pero no te pierdas el interior, encontrarás un verdadero tesoro artístico y arquitectónico. El lujo y la elegancia de la decoración art déco explican por qué se convirtió en un lugar elegido por las élites intelectuales de antaño. Inspírate mientras disfrutas de una "bica", el nombre local del expreso.
Martinho da Arcada
Construido pocos años después del gran terremoto de 1755, en Terreiro do Paço, tuvo varios nombres hasta que se estableció como Café Martinho da Arcada, en 1845. Durante más de dos siglos, fue frecuentado por los famosos de cada época, pero fue la gente de las artes y las letras quienes dejaron allí una profunda huella. Aún hoy, el poeta Fernando Pessoa, que habrá tomado aquí su último café, y el Premio Nobel de Literatura José Saramago tienen una mesa reservada permanentemente. Reserva también la tuya, para un café con Historia o una merienda muy portuguesa.
Café Nicola
Empezó llamándose Botequim Nicola, todavía en el siglo XVIII, y desde entonces se ha convertido en un lugar de conocidos artistas y escritores. Cuenta la leyenda que el poeta Manuel Maria Barbosa du Bocage hizo de este emblemático café su segunda casa y escenario improvisado donde recitaba sus sonetos. Después de haber pasado por varios propietarios y actividades, renace en 1929 como el Café Nicola que conocemos hoy, con la estatua de Bocage dando la bienvenida a los que llegan, y su inconfundible fachada y los óleos del poeta decorando el interior. Además del café, el filete de carne es la especialidad de la casa.
Pastelería Versailles
Refinamiento es la palabra clave en Pastelería Versailles, uno de los Cafés Históricos de la capital portuguesa. Empieza con los muebles art nouveau, las pinturas y tallas, los candelabros, los espejos y los vitrales, pasa por el excelente servicio y termina, por supuesto, con las dulces tentaciones. No dejes de probar las allumettes, duchesses, garibaldi o las clásicas croquetas. Si buscas una comida muy portuguesa o, simplemente, un café con Historia, pero sin el bullicio de los turistas que inundan el centro de Lisboa, no dejes de visitar esta casa centenaria en la Avenida da República.
Pastéis de Belém
Un café y un pastel de Belém – ¡un dúo imbatible! La combinación nunca falla, pero si quieres añadir un poco de historia y tradición a estos dos factores, la fábrica de Pastéis de Belém es una buena opción. Fundada en 1837, fue pionera en la elaboración de los famosos pasteles según una antigua receta del Monasterio de los Jerónimos. Siendo uno de los cafés emblemáticos más famosos de la capital, prepárate para una multitud de gente, sea cual sea la hora del día. Aprovecha la oportunidad de apreciar los paneles de azulejos del siglo XVIII mientras disfrutas de un café y un pastel de Belém recién horneado.
Confeitaria Nacional
El imponente edificio centenario, el cartel adornado con medallas ganadas en concursos internacionales de repostería y los escaparates elegantemente decorados no dejan indiferente a nadie que pase por la Praça da Figueira. Confeitaria Nacional es uno de los Cafés Históricos de Lisboa que no te puedes perder. De su interior, ricamente decorado en tonos pastel y dorados, en 1850, sale el famoso Bolo-Rei elaborado a partir de una receta francesa que, aseguran, permanece inalterable. Acompaña el irresistible dulce con un café tostado artesanal, producido por Confeitaria Nacional.
Majestic Café
Inaugurado en 1921, está inscrito en la fachada de la ciudad y es parte de su alma, tantas historias tendría que contar, si las paredes hablaran. Sin duda es uno de los espacios más fotografiados de Oporto y uno de los Cafés Históricos que no te puedes perder. En plena Rua de Santa Catarina, el Majestic Café, que se dice inspiró la autora de “Harry Potter”, promete un viaje al Porto de la Belle Époque, de tertulias políticas, artísticas y literarias. Mientras disfrutas de la decoración art nouveau, prueba la famosa “torrija francesa Majestic”. ¡Vas a querer repetir!
Guarany
La profunda renovación a la que fue sometido no le quitó el encanto de su trazo, ni mucho menos le cambió el espíritu. Guarany es uno de los Cafés Históricos de Oporto que con más gracia se ha adaptado a los nuevos tiempos, en una ciudad ahora tan volcada al turismo. Más que un café, desde 1933 se ha consolidado como un espacio cultural. Destaca el altorrelieve de Henrique Moreira, “O Guarany”, y los paneles de la pintora Graça Morais, “Os Senhores da Amazónia”. Y merece la pena revisar la agenda: el café a menudo organiza conciertos, noches de fado, reuniones y debates.
Piolho
Abrió sus puertas en 1909 como Águia d’Ouro pero, nadie sabe cómo ni por qué, acabó siendo conocido como Piolho. Punto de encuentro de universitarios, acoge desde hace muchas décadas las noches más animadas de la ciudad. Sin el refinamiento y el lujo de otros cafés emblemáticos de la ciudad, pero genuino como pocos, sus largas mesas y espejos de pared cuentan historias de conspiraciones, debates políticos y acaloradas tertulias. Fue el primer café de Oporto con luz, televisión y una máquina de espresso La Cimbali, y así nació el llamado "cimbalino" de Oporto.
A Brasileira, Porto
A Brasileira abrió sus puertas en 1903 y deslumbró a los portuenses con su notable fachada y su lujosa decoración, donde destacan los cristales y los mármoles. Pero fue el café, que venía directamente de Brasil, la mayor estrella del espacio, instituyendo la costumbre tan portuguesa de tomar café a taza en los espacios públicos de la ciudad. Rápidamente, se convirtió en un lugar de reunión para escritores, políticos, artistas, periodistas y bohemios. Pero el tiempo no fue amable y A Brasileira incluso cerró sus puertas. La última renovación, en 2018, devolvió a la ciudad el histórico café, ahora integrado en un hotel.
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