Son parte de la historia de Portugal y nos identifican como pueblo, pero no son solo nuestros… ¡son del mundo! Entre encantadores centros históricos, monumentos centenarios llenos de historia, rocas milenarias transformadas en obras de arte, bosques mágicos y tradiciones que se pierden en el tiempo, hay ya 23 sitios y manifestaciones culturales portuguesas que la UNESCO ha distinguido como Patrimonio Cultural, Natural o Intangible de la Humanidad. En esta ocasión, All About Portugal propone un recorrido por ciudades y lugares que, por sus singulares características, merecieron la distinción de Patrimonio de la Humanidad. De norte a sur del país, pasando por las islas, déjate deslumbrar por lo mejor que Portugal le ha dado al mundo.
Centro Histórico de Guimarães
Cuando, en 2001, la UNESCO clasificó su Centro Histórico como Patrimonio de la Humanidad, Guimarães ya ocupaba un lugar único en la Historia de Portugal. Fue allí, después de todo, en una entonces pequeña aglomeración medieval protegida por un modesto castillo, donde, en 1109, nació el primer rey de Portugal, Alfonso I. Asegúrese de visitar el Castillo y Palacio de los Duques de Braganza y enamórese del ambiente único de la ciudad, una mezcla de historia y contemporaneidad.
Centro Histórico de Oporto
Las coloridas casas que caen en cascada hacia el Duero, el puente Luís I, las bodegas de vino de Oporto y los barcos Rabelo, la muralla Fernandina (o lo poco que queda de ella), la Catedral, el Palacio de la Bolsa, la Estación de São Bento o la Torre de los Clérigos son algunos de los atractivos que encontrarás en el Centro Histórico de Oporto, que, en 1996, la UNESCO lo distinguió como Patrimonio de la Humanidad. Es el punto de partida obligatorio para cualquiera que visite la ciudad conocida como Invicta. ¿Listo para enamorarse?
Región Vinícola del Alto Douro
Los paisajes, gentes y sabores de la región vinícola portuguesa conocida como Alto Douro Vinhateiro parecen estar incrustados en la memoria de quienes la visitan. Un ejemplo único y fascinante del ingenio y el trabajo del Hombre en el difícil equilibrio con la Naturaleza, fue reconocida en 2001 por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad. Deléitese con el paisaje, formado por pendientes pronunciadas, viñedos coloridos diseñados con rigor e impecabilidad, y fincas y pequeños palacios donde, durante siglos, se ha elaborado el mejor vino de Oporto del mundo.
Grabados Rupestres del Valle del Côa
Hace 20.000 años, a orillas del río Côa, miles de rocas de esquisto sirvieron de pantalla a la creatividad de nuestros antepasados paleolíticos. Los grabados fueron descubiertos durante las obras de construcción de una presa que no llegó a existir. Ante un tesoro tan incalculable, la UNESCO se apresuró a clasificar, en 1998, el complejo de arte rupestre del Valle del Côa como Patrimonio de la Humanidad. Sin embargo, en 2010 nació un Museo que es una visita obligada.
Paisaje Cultural de Sintra
Un escenario digno de cualquier cuento de hadas, resultado de la perfecta simbiosis entre la naturaleza y la mano del Hombre, Sintra inauguró, en 1995, la categoría de la UNESCO “Paisaje Cultural”. Monumentos como el Palacio de Pena, el Palacio Nacional o la Quinta da Regaleira, construidos en medio de colinas, exuberantes jardines y bosques encantadores, hacen de “Monte da Lua” el destino más romántico y mágico. Endulce el recorrido con un Travesseiro o una Queijada, dulces típicos de la región.
Ciudad-Cuartel Fronteriza de Elvas
Situada a pocos kilómetros de Badajoz (España), fue escenario de decisivas batallas en las guerras fronterizas que siguieron a la Restauración de la Independencia en 1640, y es, desde 2012, Patrimonio de la Humanidad. La fortaleza abaluartada de Elvas, fácilmente reconocible por su curiosa forma de estrella, constituye la fortaleza baluarte más grande y mejor conservada del mundo. En el interior, déjese deslumbrar por el encanto del Centro Histórico y los imponentes edificios militares y religiosos.
Centro Histórico de Évora
Un recorrido por el Centro Histórico de Évora es una invitación irrefutable a viajar a un pasado lejano y fascinante. Dentro de las murallas del siglo XVIII, la ciudad-museo ha sabido resistir el paso del tiempo, conservando todo su encanto y la riqueza de su patrimonio. Visítelo a pie, recorriendo los callejones estrechos y siempre prestando atención a los detalles que cuentan historias de muchos siglos. Déjese deslumbrar por la Plaza de Giraldo, el imponente Templo Romano o la “aterradora” Capela dos Ossos (Capilla de los Huesos).
Bosque Laurissilva de Madeira
Es uno de los últimos bosques ancestrales del mundo, que cubre el 20 por ciento de la superficie de la isla de Madeira. Aventúrese en un paseo por los senderos y levadas que atraviesan el Bosque de Laurissilva, Patrimonio Natural de la Humanidad desde 1999. Déjese sorprender por los cientos de tonos de verde que cubren escarpados acantilados y profundos valles, descubra espectaculares cascadas y lagos, encuentre animales nunca antes vistos y trate de adivinar la edad de los árboles seculares.
Centro Histórico de Angra do Heroísmo
Ha bebido de la influencia de las diferentes personas y culturas que por allí han pasado en tránsito a otros lugares. La encantadora maraña de calles y callejones del Centro Histórico de Angra do Heroísmo, en la isla Terceira, es un reflejo de este legado universal, reflejado en la arquitectura de los edificios, monumentos, plazas y jardines. Patrimonio de la Humanidad desde 1983, ha sabido resistir el paso del tiempo y la implacable fuerza de la naturaleza. La Fortaleza de São Sebastião, la Catedral o el Palacio de los Capitães-Generais son verdaderos tesoros por descubrir.
Paisaje de Viñedos de la isla de Pico
Los vinos de Pico son tan fascinantes como los viñedos donde se producen. En esta isla del Archipiélago de las Azores, donde la naturaleza es dura, las vides se plantan sobre el suelo de lava, en pequeños rectángulos separados entre sí por muros de piedra que las protegen del viento y las mareas. El resultado es una extraordinaria colcha de patchwork pintada en verde y negro, testimonio de las prácticas ancestrales que sobreviven hasta nuestros días, aunque menos activas. Es Patrimonio de la Humanidad desde 2004.
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