Hay ocho monumentos portugueses distinguidos por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad. Símbolos de la visión y genio de artistas y arquitectos, y espejo de los sueños más o menos megalómanos de monarcas, atestiguan de forma singular los hechos más destacados de la Historia portuguesa que, a lo largo de los siglos, diseñaron nuestro destino. Con diferentes estilos, desde los más sencillos hasta los más excéntricos, según el momento y los fines para los que se construyeron, son auténticos tesoros que destacan por su grandiosidad y originalidad. Parte con All About Portugal a la descubierta de los monumentos más sorprendentes que Portugal le ha regalado al mundo y encuentra la historia del país escrita en sus paredes.
Santuário do Bom Jesus de Braga
Ya era uno de los tesoros más visitados en el Minho por vecinos de Braga y turistas, tanto nacionales como extranjeros. En el 2019, el mundo lo reconoció como Patrimonio de la Humanidad, atrayendo aún más miradas (y enamorando) hacia este monumento que aúna arte, naturaleza, fe y siglos de historia. Si aún no lo conoces, ¡no pierdas más tiempo! Si decides ir a pie, debes saber que tendrás que subir 573 escalones hasta la Basílica, pero cada paso y cada parada en el camino valdrá la pena. Presta atención a las capillas y fuentes, estatuas y exuberantes jardines, y las impresionantes vistas sobre la ciudad de Braga. También puedes subir en coche o utilizar el Ascensor Bom Jesus, el primer funicular construido en la Península Ibérica, que opera desde 1882.
Universidad de Coímbra, Alta y Sofía
Fue la primera universidad portuguesa y ha sido escenario de varios hitos destacados y decisivos en la historia del país. A lo largo de siete siglos por allí pasaron reyes, artistas, escritores y arquitectos. La clasificación de la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad en el 2013 reconoció el papel de la institución como centro de producción y transmisión de conocimiento y cultura y, a la vez, la riqueza de su patrimonio construido. El conjunto arquitectónico que forma la Universidad de Coímbra, Alta y Sofía incluye un total de 31 monumentos. En el Pazo de las Escuelas, asegúrate de subir a la cima de la emblemática torre del siglo XVIII, visitar el Jardín Botánico y pasar unas horas en la Biblioteca Joanina, una de las más bellas del mundo.
Monasterio de Alcobaça
De formas sencillas, pero de extraordinaria belleza, es probablemente el más romántico de los monumentos portugueses, o no estuviese ahí sepultado, en la Iglesia de Santa María de Alcobaça, el amor de Don Pedro y Doña Inés de Castro, un amor con final trágico: Inés fue asesinada por orden del Rey y coronada Reina después de su muerte. Ve las tumbas de los protagonistas de la más grande de las Historias de Amor, estratégicamente colocadas frente a frente para que puedan reencontrarse en el Día de la Resurrección. Si no eres de romanticismos, enfócate en todos los demás factores que llevaron a la UNESCO a otorgarle el título de Patrimonio de la Humanidad en 1989. Aparte de su grandiosa Iglesia, puedes visitar el conjunto bien conservado de habitaciones medievales, que incluyen los dormitorios, la Sala Capitular, el claustro y su famosa cocina del siglo XVIII.
Monasterio de Batalha
El 14 de agosto de 1385, Don João, maestre de Avis y futuro rey de Portugal, derrotó a los ejércitos castellanos en la batalla de Aljubarrota, salvando la independencia del reino. Nace ahí el sueño que le llevaría a construir el Monasterio de Santa Maria da Vitória, más conocido como Monasterio de Batalha, Patrimonio de la Humanidad desde 1983 y, desde el 2016, distinguido como Panteón Nacional. La construcción de esta obra maestra de la humanidad tardó casi dos siglos, lo que hizo posible el feliz encuentro entre dos estilos: el gótico y el manuelino. Asómbrate con la magnificencia del monumento y sorpréndete con los detalles: la labor de encaje de las piedras exteriores, los juegos de luces y sombras, el color de las vidrieras...
Palacio Nacional de Mafra
Su construcción, en el siglo XVIII, fue una auténtica epopeya, que serviría de inspiración a otra gran obra, esta literaria, firmada por el premio Nobel José Saramago. El magnánimo Palacio Nacional de Mafra, Patrimonio de la Humanidad desde el 2019, es un auténtico espectáculo de arquitectura barroca, un espejo perfecto de los sueños de grandeza y megalomanía del rey João V, que ordenó su construcción. Todo en él es un llamamiento a nuestros sentidos. Observa las esculturas, los tapices, las pinturas de los techos, la ostentación de las habitaciones reales. Y antes de “perderte” en el bosque encantado que es la Tapada de Mafra (incluida en la clasificación de la UNESCO), descubre otro tesoro nacional: la hermosísima biblioteca del Palacio, con sus cerca de 40.000 libros de todos los conocimientos y de todos los tiempos.
Convento de Cristo
En 1983, el Convento de Cristo y Castillo Templario de Tomar fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Decisivas para la distinción fueron la ‘Charola’, la girola, de los Templarios y la famosa Ventana Manuelina en la Sala Capitular, testimonios únicos de los primeros contactos entre Occidente y Oriente. Descubre las muchas historias de este monumento que, construido entre los siglos XII y XVII, se confunde con la propia historia de Portugal y Europa. Presta atención a los detalles y ubícalos en el tiempo. Encontrarás elementos del arte románico, introducidos por los Templarios; del gótico y manuelino, de la época de los Descubrimientos; del Renacimiento, manierismo e incluso barroco.
Monasterio de los Jerónimos
A orillas del río Tajo, en una de las zonas más bellas de la capital, descubre la obra maestra de la arquitectura del siglo XVI, máximo exponente del manuelino, estilo exclusivamente portugués, y Patrimonio de la Humanidad desde 1983. Fundada por orden de Don Manuel I con el objetivo de celebrar los descubrimientos y brindar asistencia espiritual a los navegantes que partían desde el Restelo a la descubierta de más mundos, es uno de los monumentos más identificado con la memoria colectiva del pueblo portugués. Lado a lado con reyes y con Vasco da Gama, fíjate en las tumbas donde descansan los inmortales: Luís de Camões, Fernando Pessoa, Alexandre Herculano. Visita la iglesia, el claustro quinientista, el antiguo comedor de los frailes y la sala capitular, mientras recuerdas las historias escuchadas en tus tiempos de escuela y los textos de los poetas. El mayor reto va a ser abstraerte del ajetreo de los turistas a tu alrededor...
Torre de Belém
Vecina y contemporánea de los Jerónimos, construida como parte de un plan de defensa para el estuario del Tajo, la Torre de Belém, Patrimonio de la Humanidad, es hoy uno de los monumentos nacionales más reconocidos y distintivos en Lisboa y en Portugal. Destacando en el paisaje ribereño, la Torre aúna, con originalidad y maestría, su función de estructura militar y la ostentación del arte manuelino, con diversos elementos decorativos vinculados a los descubrimientos, como las armas reales, las esferas armilares, las cuerdas o la Cruz de Cristo. Súbete al último piso y déjate deslumbrar por las vistas. ¡Y no olvide llevar tu cámara!
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