Las temperaturas bajan, las calles se adornan con destellos y el espíritu navideño ya se siente por todas partes. En Portugal, hay tradiciones navideñas que se siguen estrictamente, generación tras generación. Una mesa abundante es sinónimo de Navidad – bacalao cocido, el Roscón de Reyes o las torrijas son algunos de los habituales –, la Missa do Galo (Misa del Gallo) era (y es) otro de los clásicos de la Nochebuena y el intercambio de regalos, por la noche o en la mañana de Navidad, el clímax de toda una temporada de alegría. Pero en determinados pueblos o ciudades, existen tradiciones navideñas que quizá sean más antiguas que el mismísimo Papá Noel, y son tan particulares y peculiares que merece la pena descubrirlas. Acompáñanos en este tradicional viaje navideño.
Bananeiro - Braga
En Braga, Navidad (también) significa un plátano en una mano y una botella de vino moscatel en la otra. Esta tradición navideña nació hace unos 40 años, cuando tanto la fruta como el vino de licor eran cosas de lujo, y los comerciantes de la calle Rua do Souto acordaron juntarse frente al número 26 (A Casa das Bananas, una de las tiendas más antiguas de la ciudad) para desear Felices Fiestas a clientes y amigos. La costumbre se extendió rápidamente por toda la ciudad y acabó convirtiéndose en un ritual local. Por eso, el 24 de diciembre, no es de extrañar ver Braga llena de gente, que se reúne en el centro de la ciudad para intercambiar cálidos deseos navideños.
Caretos de Varge - Bragança
Del 24 al 26 de diciembre, el pueblo de Varge se llena de chicos que participan en una de las tradiciones navideñas más antiguas de Trás-os-Montes. El 24 se reúnen en secretamente para trazar su plan y, el día 25, tras la Misa de Navidad, aparecen con máscaras y disfraces de colores, en un gran alboroto con sus sonajas y un gaitero acompañado de un bombo y un tambor. Nadie se les escapa: se tira heno a la gente, las chicas son “traqueteadas” y hasta los animales son provocados. Otra tradición es el “Cantar das Loas”, una especie de crítica social de los acontecimientos del año. Una celebración del solsticio de invierno, que parece remontarse a antiguas festividades paganas.
Madeiro - Castelo Branco
En el interior del país, desde Trás-os-Montes hasta Alentejo, la Navidad está marcada por la ceremonia de la quema de leña, durante la noche del 24 de diciembre. En el atrio de la iglesia se hace una gran hoguera, que dura toda la noche, y la población se reúne después de la Missa do Galo para una alegre (y acalorada) confraternización. En algunas localidades del distrito de Castelo Branco hay algunos rituales que se han mantenido a lo largo del tiempo: la recolección de la leña está a cargo de muchachos solteros, el corte y transporte de la leña se realiza en Nochebuena (o el domingo anterior) y la población espera la llegada del grupo, anunciada por la campana de la iglesia, convirtiendo este escenario en un momento de fiesta y alegría. A la medianoche, comienzan simultáneamente la Missa do Galo y el Encendido de la Hoguera.
Magusto da Velha Natalício - Aldeia Viçosa (Guarda)
El 26 de diciembre, la población de Aldeia Viçosa, en el municipio de Guarda, se reúne en el atrio de la iglesia, en torno a una tradición denominada “Magusto da Velha”. ¡Desde el campanario del edificio se lanzan unos 150 kilos de castañas, mientras las campanas suenan sin parar! Una parte va a parar a los bolsillos de quien los recoge – sujeta a las “cavaladas”, una tradición más reciente, en la que quien está agachado está sujeto a que le salten encima –, pero el resto va a la hoguera (Madeiro) en el pueblo y todos se unen en una feliz tertulia, donde comen, beben... ¡y rezan! Esta tradición navideña se remonta al siglo XVII, cuando una señora muy rica quiso dejar una gran herencia a la parroquia del pueblo, para alimentar a los pobres con castañas y vino. Por otro lado, debían rezar un Padre Nuestro por su alma en Navidad.
O Menino Mija? – Açores
En las Azores, la Navidad es una época de convivencia y, por ello, entre el 24 de diciembre y el 6 de enero, grupos de personas van de casa en casa, visitando a familiares y amigos y, por supuesto, degustando licores, repostería o lo que cada uno tenga para ofrecer. Pero antes de entrar a la casa de otra persona, es obligatorio preguntar: “O Menino Mija?” (El chico haz pis?). Durante estos días, las mesas se ponen con los mejores manjares regionales, en un espíritu de compartir que exige la temporada. Curiosamente, las naranjas y las mandarinas tienen un papel protagonista, herencia de la importancia que tuvieron los cítricos, entre los siglos XVIII y XIX, en la economía de las Azores.
Noche del Mercado - Funchal
Es una feria, es una tradición y es un verdadero precalentamiento para la Nochebuena: la Festa da Noite do Mercado es una celebración que tiene lugar el 23 de diciembre (¡únicamente!), en Funchal, y dura toda la noche. Durante varias horas, el Mercado dos Lavradores y las calles alrededor se llenan de gente que se junta para cantar, bailar y beber en la que es la noche más larga de la isla. Los bares sirven bebidas tradicionales (como la poncha) y el delicioso bocadillo “carne vine d’alhos”, típico de Navidades. Durante el día, alrededor del mercado, las frutas y verduras regionales se exhiben de manera impresionante para las compras de última hora.
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