Este mirador, situado en la colina de Santa Bárbara, permite observar el paisaje de toda la región circundante, concretamente del pueblo de Oliveira de Frades, el pueblo de Souto de Lafões y algunos pueblos repartidos por la ladera de la montaña que ya pertenecen al vecino municipio de Vouzela.

Este mirador se encuentra en lo alto del Monte de Cadafaz, y para llegar hasta él hay que subir una escalera de granito. En lo alto hay un pequeño santuario con una imagen de Nuestra Señora de los Dolores y en medio de la escalera hay una cruz de granito. El paisaje es magnífico, y se puede observar gran parte de la montaña con los distintos pueblos repartidos por la ladera y, al fondo, la Sierra de Montemuro.

Este parque, considerado una de las reservas forestales más grandes del país, ofrece, además de grandes árboles, un merendero con mesas y bancos de piedra. Un lugar ideal para refrescarse en verano o pasar una bonita tarde en familia.

Jardín muy cuidado, con amplio césped y árboles frondosos. Destacan un lago y un quiosco de música.

Mirador muy bonito que ofrece unas vistas impresionantes de la Serra do Muradal y del río Zêzere.

Se trata de una cascada de 25 metros de altura, que se encuentra situada sobre un acantilado llamado Cabeça Murada. También existe aquí un mirador, cuyo paisaje presenta relieves escarpados de origen cuarcita.

Mirador de gran belleza, no solamente por la vista panorámica, sino también por los muros de esquisto y bancos que combinan a la perfección con la belleza del paisaje.

El pueblo de Álvaro forma parte de la red de pueblos de esquisto. Conserva un admirable patrimonio religioso, por lo que se supone que, en tiempos pasados, habría sido una región importante para las órdenes religiosas. El Circuito das Capelas (Circuito de las Capillas) te permitirá observar los restos de la historia religiosa de este pueblo.

Para descansar bajo una buena sombra o simplemente contemplar la diversidad de vegetación y parterres, este jardín es una buena elección. En el centro, donde convergen los caminos de tierra, hay un busto.

Aldeia da Luz, como se la conoce hoy, es el resultado del avance del tiempo. Con la construcción del embalse de Alqueva quedó sumergida la antigua Luz, de origen paleolítico y neolítico, al igual que el castillo de Lousa, de origen romano, y algunos cruces de calzadas romanas que atravesaban el Guadiana. Contra la voluntad de la población, se construyó desde cero un pueblo, a unos dos kilómetros del antiguo, inaugurado en 2002. A pesar del intento de mantener las características y bienes patrimoniales anteriores, es imposible reproducir perfectamente lo que se llevaron las aguas. Para evitar que el pasado …